Cuando Dios creó el mundo, para que los hombres prosperasen, decidió
concederles dos virtudes:
A los suizos los hizo ordenados y cumplidores de la Ley.
A los ingleses, persistentes y estudiosos.
A los japoneses, trabajadores y pacientes.
A los italianos, alegres y románticos.
A los franceses, cultos y refinados.
Cuando llegó el turno de los colombianos, se volvió hacia el ángel que
tomaba nota y le dijo:
- Los colombianos van a ser inteligentes, buenas personas y
uribistas.
Y así se hizo.
Pero cuando acabó de crear el mundo, el ángel le preguntó:
- Señor, a todos los pueblos le diste dos virtudes, pero a
los colombianos tres. Esto hará que prevalezcan sobre todos los demás.
- Sabes que tienes razón, mi buen ángel.
- ¿Y ahora...?
- Bueno, como las virtudes divinas no se pueden quitar: que los
colombianos tengan tres, pero no podrán usar más que dos a la vez.
- A ver si entiendo... -aventuró el ángel- El colombiano uribista y
buena persona, no podrá ser inteligente. El que sea inteligente y uribista,
no podrá ser buena persona. Y el que sea inteligente y buena persona, no
podrá ser uribista.
- Así sea.
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