sábado, abril 05, 2008

MONOLOGO DE LA MUJER.

El despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared. Estoy acabada.

No quiero ir al trabajo hoy, quiero quedarme en casa, si tuviera un
perro, lo pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de la
cama, meter primera y tener que poner el cerebro a funcionar.

Me gustaría saber quién fue la bruja imbécil que tuvo la putísima
idea de reivindicar los derechos de la mujer y, sobre todo, por qué
hizo eso con nosotras, que nacimos después de ella.

¡Todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas! Ellas se pasaban
todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas,
enseñándose mutuamente los secretos de los condimentos, trucos y
remedios caseros, leyendo revistas de modas, decorando la casa,
podando árboles o plantando flores y educando a sus hijos.

Y después se puso mejor, teníamos servidumbre, llegaron el
teléfono, las telenovelas, la píldora, el centro comercial, la
tarjeta de crédito, y ahora el Internet.

... Hasta que vino esa idiota 'liberada' -a la que, por lo visto,
no le gustaba el corpiño- a contaminar a varias otras rebeldes tan
idiotas como ella con ideas raras como 'vamos a conquistar nuestro
espacio'. ¡Qué espacio ni qué mierda! ¡Si ya teníamos la casa
entera para nosotras! ¡Todo el barrio era nuestro y el mundo estaba
a nuestros pies! Teníamos el dominio completo sobre los hombres;
ellos dependían de nosotras para comer, para vestirse y para quedar
bien delante de sus amigos.

Y, ahora, ¿dónde carajo están? Ahora ellos están confundidos, no
saben qué papel desempeñan en la sociedad y huyen de nosotras como de la peste.

Ese chistecito, esa puta gracia, acabó llenándonos de obligaciones que antes hacían ellos. Y, lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro de la soltería crónica aguda. Antiguamente los casamientos duraban para siempre. ¿Por qué, díganme por qué, un sexo que tenía todo lo mejor, que solo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los hombres?
¿A quién mierda se le ocurrió tal cosa?

Estaba muy claro, eso no iba a terminar bien. No aguanto más ser
obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con
tetas y culo duro, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio,
además de morirme de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas,
padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y
demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme
impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo
impecable y no atrasarme con las mechas (las canas son peor que la lepra), elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios... no sea que no esté presentable para esa cabrona reunión de trabajo.

Hoy tengo que salir corriendo para quedarme embotellada en el
tránsito; resolver las cosas por el celular, correr el riesgo de
ser asaltada o de morir embestida por un bus u otra loca liberada
que corre a su oficina igual que yo; instalarme todo el día frente
al PC trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un
teléfono en el oído y resolver problemas uno detrás de otro, que,
por lo demás, ni siquiera son mis problemas.

Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, porque para
llorar de amor no hay tiempo).
¡¡¡Y mira que antes teníamos todo resuelto!!!

Hoy estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin
estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, y ni
hablar de que hay que tener un currículum impecable, lleno de
diplomas, doctorados y especialidades. Nos volvimos 'supermujeres'.
¡¡¡Una mierda!!! ¿No era mejor, mucho mejor seguir tejiendo en la
silla mecedora?

¡¡¡Basta!!! Quiero que, de ahora en adelante, un hombre me abra la
puerta para que yo pase, que me abra la puerta del auto para
sentarme a su lado mientras el conduce, que corra la silla cuando
me voy a sentar, que me mande flores y cartas con poesías.

¿Qué necesidad teníamos de toda esta putona liberación? Nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar pero ¿Para quéeeee había que demostrárselo a ellos?

Ay, Dios mío, son las 6:30 am y tengo que levantarme.... ¡Qué fría
está esta solitaria y grandísima cama! Ahhh... ¡Cómo quiero tener
un maridito que llegue del trabajo, que se siente en el sofá y me
diga!:- Mi amor, ¿me traerías un whisky por favor? o ¿qué hay de cenar?
Descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera al marido, que
atragantarme solitaria con un sándwich y una coca-cola light
mientras termino el trabajo que me traje a casa. ¿Piensan que estoy
ironizando?
No, mis queridas colegas inteligentes, realizadas, liberadas...y
pendejas abandonadas. Estoy hablando muy seriamente y renunciando a mi puesto de mujer moderna. ¿Alguien más se suma?

Todos somos ignorantes, pero no todos
ignoramos las mismas cosas. Albert Einstein

No hay comentarios.: