Lunes – El origen de esta palabra se encuentra en el nombre que el mismo día recibía de los romanos. Ellos dedicaban esta jornada a nuestro único satélite natural y lo llamaron lunae dies, es decir, ‘el día de la luna’. Esta forma pasó al latín vulgar como lunis dies, por influencia de martis dies, ‘martes’, iovis dies, ‘jueves’ y veneris dies, ‘viernes’. Debe observarse que la dedicación de este día a la Luna persiste en otras culturas no latinas: en alemán este día se llama Montag y en inglés, Monday, literalmente ‘día de la luna’.
Martes - Los romanos, como los griegos, dedicaban a Marte, dios de la guerra, un día de la semana: era el dies Martis, día de Marte. De este dios o, mejor dicho, de sus características, derivan también marzo y marcial.
Miércoles - Los romanos dedicaban el tercer día de la semana al culto del dios Mercurio; era el llamado Mercurii dies ‘día de Mercurio’, aunque posteriormente se eliminó la segunda parte de la expresión y quedó sólo en mercurii, de donde procede nuestra palabra. Era Mercurio dios de múltiples advocaciones: mensajero de los dioses (por eso se le representa con alas en los pies), dios del comercio, protector de mercaderes, viajeros, poetas, conductor de las almas al infierno y, si es que se puede llamar así, «patrono» de los ladrones, a cuya volatilidad tras la comisión de un delito atribuyen algunos lo de las alas en los pies. Los ladrones lo convirtieron en su dios porque, según la leyenda, el dios griego Hermes, correspondiente de Mercurio en la mitología helena, robó nada más nacer los rebaños de Apolo: ni más ni menos que cien terneras, doce vacas y un toro.
Jueves - Entre los romanos el dies Iovis era el día dedicado al culto de Júpiter, Iuppiter/Iovis en latín (jovial), reflejo del Zeus griego, dios de los dioses, supremo hacedor del orden y de la justicia del mundo. Al evolucionar en nuestra lengua, se pierde la primera parte de la expresión y nos queda únicamente Iovis, ‘de Júpiter’. Este es el motivo de que la palabra evolucione desde el genitivo, no desde el acusativo, como es prácticamente norma en español. Para nombrar al jueves, los ingleses dicen Thursday (recuérdese que thunder es en inglés ‘trueno’) y los alemanes dicen Donnerstrag, también ‘día del trueno’, uno de los atributos más frecuentes y conocidos de Júpiter, al que muchas veces se le representa con un haz de rayos en la mano, lanzando tormentas de ira a los mortales.
Viernes - Los romanos dedicaban un día de la semana al culto de Venus, diosa de la belleza y el amor: era el veneris dies. Posteriormente, como sucedió con otros días de la semana, desaparecería la segunda parte de la expresión, y de veneris saldría nuestro viernes, venéreo.
Sábado – El origen de este semifestivo día se debe a las palabras hebreas shabbath, ‘descanso semanal’ y sabath, ‘descansar’, que llegaron a nuestro idioma a través de la palabra latina sabbatu. Debemos recordar que el sábado, el día sagrado de los judíos, sigue considerándose el séptimo día de la semana litúrgica, que comienza con el domingo, aquel en el que, según el Génesis, Dios descansó tras haber creado el mundo. Así aparece, por ejemplo, en los calendarios británicos, en los que el domingo consta como el primer día de la semana. Además, el portugués sigue llamado segunda feira no al martes, sino al lunes, lo cual confirma la idea de que el domingo era el primer día.
Domingo - El paso del judaísmo al cristianismo oficial supuso, entre otras muchas reformas, el traslado, por orden del emperador Constantino en el año 321, del día sagrado hebreo al domingo, al que había que llamar de alguna manera especial, por lo que se tomaron las palabras latinas Dominicus dies para crear el ‘día del Señor’ (dominus). El carácter especial de este día puede observarse en otras culturas, como la británica o la alemana, en las cuales este día está dedicado al astro rey, el Sol, indiscutible protagonista de nuestro sistema solar, y así, dicen Sunday y Sontag, respectivamente.
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